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El enseñar a los niños desde chicos a consumir una dieta baja en grasas puede ser una medida efectiva, incluso cuando lleguen a la adolescencia y comiencen a comer fuera de casa, de acuerdo con un nuevo estudio.
La investigación de varios niños detectó que aquellos que aprendían a comer grasas saludables, como las encontradas en pescados, nueces, semillas y aceites vegetales, tenían niveles ligeramente más bajos de colesterol, en comparación con quienes no tenían restricciones en su dieta.
Los investigadores hicieron un seguimiento a los 1.062 niños desde que tenían 7 meses. Aproximadamente la mitad de los niños y de sus familias recibieron la recomendación de modificar su consumo de grasas, descartando las saturadas de origen animal (que suelen traer problemas de colesterol y de circulación) para privilegiar las no saturadas. El resto no recibió consejos específicos de dieta.
Harri Ninikoski, autor principal del estudio hecho en la Universidad de Turku, en Finlandia, dijo que en la niñez comienzan a formarse los hábitos de alimentación y estilo de vida. "Creemos que este cambio en el estilo de vida puede comenzar muy temprano", señaló.
Sarah Blumenschein, cardióloga pediátrica del Centro Médico del Suroeste, en la Universidad de Texas, dijo que el estudio muestra que una educación temprana es crucial para que una persona mantenga hábitos saludables de vida. "Mientras más rápido se intervenga, habrá más probabilidades de éxito", aseguró.
A las familias que recibieron recomendaciones de dieta se les pidió dar a los niños leche descremada desde que cumplieran un año. Debían también limitar el consumo de colesterola menos de 200 miligramos diarios y la ingesta de grasas a entre 30 y 35% de las calorías recibidas cada día.
Ya a los 7 años, la información iba dirigida más a los niños que a sus padres.
Se llevó una anotación de la dieta de los niños durante varios días, cada año. El estudio, publicado en el periódico Circulation en Internet, mostró que los niños que recibieron recomendaciones tuvieron una dieta más baja en grasas totales y saturadas, y más alta en proteínas y carbohidratos, respecto del otro grupo.
¿Qué hacer exactamente?
Esto significa que hay que tratar de eliminar todo lo que sea comida chatarra. ¿Qué comidas? Gaseosas, galletas, tortas, papas fritas, hamburguesas, etc. Lógicamente no significa que tu hijo no tenga que conocer este tipo de alimentación sino simplemente que no sean habituales en su dieta diaria.
En vez de tener en tus estanterías de papas fritas, chizitos y comidas llenas de grasas, llena tu heladera de frutas frescas y vegetales, yogur descremado, queso bajo en grasa y jugos. Es –muy- posible que tu hijo proteste por tu decisión, pero no te rindas y hacelo entender que lo estás haciendo por la salud de la familia.
La obesidad infantil no es un problema fácil de superar y puede desarrollar otras enfermedades mucho más complicadas: diabetes tipo 2, hipertensión arterial y colesterol en la sangre, aparte de los conocidos problemas psicológicos y sociales.
http://www.minutouno.com/1/hoy/article/449...sidad-infantil/
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